miércoles, 6 de febrero de 2008

Veo esas rocas. Esas piedras.
Y...
siento asco. Y repugnancia.

Con una sola mirada. Con una sola contemplación... Tengo ganas de restregar mi pis y mis heces sobre esos cuerpos. Sobre esos posters. Y esas revistas. Y esas fotos. Y esos anuncios. Y esas pasarelas.
Solo siento aversión. Y ganas de vomitar.


Los cánones de belleza que se nos impone desde los escaparates de la Civilización y de esta cultura. Esos cánones son lo peor. Lo más bajo y ruín. Lo más repulsivo.


Y si crees que no es así. Venga. Mira.
Contempla las revistas. Da igual de qué sea. Economía. Prensa rosa. Deportes... Da igual. Abre las páginas y podrás observarlo por tu cuenta.
Esqueletos que nos saludan y nos sonríen.

Sal a la calle y verás.
Zombis con dos bolsas de plástico en el pecho, morcillas en los labios, desechos en el culo...
Zombis que llevan calzoncillos con el nombre de algún estúpido famoso. Y que tienen una tripa que más que carne, parece cemento.
Zombis que, está claro, te tienen que excitar enormemente.

Espectros más que seres humanos.

Seres patéticos que creen poseer el culmen de lo bello y lo excitante.


Una de las grandes y efectivas tareas de la Civilización es crear enfermedades. Y esta de la que hablo es una de ellas.
Niñas alocadas, que chillan y lloran y patalean por que quieren tener las tetas de esa gran actriz. Y también quieren tener sus ojos, y sus labios, y sus pómulos. Y su culo. Y sus piernas depiladas. Y sus uñas muy bien arregladitas. Desean con todas sus fuerzas tener esa tripa que no sobresale ni un centímetro. Quieren sonreír como ella. Y que todos y todas se arrodillen a sus pies al verla. Deslumbrar con su gran belleza. Su gran belleza a base de potingues, y cremas, y perfumes, y medicamentos, y comida sin un mínimo de alimento, infectada y con sabor a plástico y cartón.
Su gran aspiración en esta vida, su gran sueño, su gran meta, es esa: tener todo eso que haga que todo el mundo la identifique como bella. Y hará lo que sea por conseguirlo.
Lo peor de todo es que los demás también se lo pedirán. Le reclamarán -de una forma directa o indirecta- que haga lo que sea por ser guapa, preciosa... Y si al final lo hace, por supuesto que todo el mundo la alabará y le dirá que está deslumbrante y despampanante.
Y lo mismo pasa con los chicos. Exactamente igual.

Vamos en busca de un producto deformado y contaminado, débil y horroroso. Salido de la fábrica de esta nuestra puta cultura. De la fábrica de esta nuestra puta civilización.
Deseamos adquirir ese producto.
Por que, por supuesto, ya no es un ser humano. Ni un ser vivo. Es una roca por la cual se desvive todo el mundo. Todo el mundo desea esa roca. Nadie se atreverá a escupirla, y vomitarla, y defecar encima de ella. Nadie la pateará. Ni se reirá de ella.


Fíjate.
Enciende la televisión, mira cualquier revista, pasea por las calles de la ciudad, ve a un desfile de espectros...
Y si eres alguien normal, lo normal será que te excites o que, simplemente, pienses, al primer instante, que todas esas rocas que ves son unas bellezas extraordinarias, unas rocas preciosas, guapísimas. Tenga pene o vagina. Polla o coño. Esa roca es todo un bellezón.

Fíjate.
Y si eres alguien normal. Y civilizado. Si es así, seguro que desearás ser como esas rocas. Seguro que deseas ser un producto. Y ponerte a la venta. Y que puedas elegir tú mismo/a quién será tu consumidor/a.

Lo único que vende en este mundo es la imagen.
Una imagen que solo refleja seres putrefactos.
Rocas.


Este es el circo de nuestro mundo. De nuestra sociedad.
Espectros sonrientes y admirados por todos y todas.

Esto es lo que produce la civilización.
Piedras que algun día tal vez fueron seres humanos.
Y "seres humanos" deseosos de ser piedras.

sábado, 2 de febrero de 2008

Por poner un ejemplo, el fuego es uno de nuestros mejores amigos.
Es un elemento muy útil para reducir a escombros, a cenizas, todo vestigio de la Civilización.


Usaremos todo lo que esté a nuestro alcance.
No nos temblará la mano a la hora de aniquilar lo que aniquila nuestras vidas, y la Naturaleza. Nos da igual la opinión popular, los acuerdos, las votaciones, las buenas intenciones, los discursos enternecedores... nos da igual toda esa patraña. Nos da igual. Y no daremos, nunca, un paso atrás. Nunca dudaremos a la hora de atacar, hasta hacerlo desaparecer, todo aquello que nos sumerge en la esclavitud y la muerte. Por mínimo que sea.
No queremos mediastintas.
Todo o nada.
Rechazamos las propuestas -por muy viables que sean- que, aveces incosncientemente, son planteadas en los esquemas de este Sistema actual. Sean del color que sean. Lleven el nombre que lleven. Da igual. Serán rechazadas. Y atacadas. Siempre.

El Sistema debe desaparecer por completo. No debe quedar nada, absolutamente nada de él.
La Civilización debe ser destruida al cien por cien. Y no debe quedar nada, absolutamente nada de ella.

Todos aquellos que se creen muy radicales. Que vomitan por su boca palabras contra el Estado y la autoridad, pero que, realmente, lo que desean no es huir del Sistema y destrozarlo, por que el Sistema, verdaderamente, no les desagrada tanto... Todos esos solo se merecen el desprecio, al querer perpetuar la esclavitud a la que nos somete el Sistema.

Usaremos todo lo que esté a nuestro alcance, y nos sirva de ayuda para hacer desaparecer esta Realidad.

Ya está bien de tanta mierda. Ya está bien de la tortura del día a día. Ya está bien de soportar esta muerte. ¡Resucitemos!
Ya está bien de hablar con la bocachica.
Hablemos claro, y bien alto.
Este Sistema está destinado a ser destruido si de verdad queremos ser libres, y tener una vida digna y feliz, si de verdad queremos vivir en total armonía con la Naturaleza.

Y no. No nos temblará la mano.
Vamos a hacer que esta Realidad se derrumbe para poder contruir otra totalmente nueva. Para vivir en anarquía.
Y quienes quieran seguir manteniendo almenos algo de todo aquello que nos convierte en objetos, siempre nos encontraran enfrente, con mirada de furia. Siempre serán atacados.



La Realidad actual será derrumbada.