miércoles, 30 de enero de 2008

Alguien como tú me diría que soy un vago y un estúpido. Un anormal. Un tarado mental.

Alguien como tú vomitaría al verme. Y me escupiría. Y me diría que no tengo futuro alguno. Que estoy perdido.

Alguien como tú me miraría con repugnancia. Y me diría que soy un perdido. Que este no es mi sitio. Que no sirvo para trabajar. Ni para estudiar. Ni para funcionar en esta sociedad.

Sí.

Alguien como tú no dudaría en decir que yo sobro en este mundo. Que soy una pieza, de toda esta maquinaria, de la cual se puede prescindir sin duda alguna. Que soy un loco. Que no tengo moral, ni soy un ser sensible y caritativo.

Alguien como tú al instante de verme pensaría que soy un puto animal. Y me lo dirías. Me dirías bien alto que mis actuaciones y mi forma de pensar no son propias de una ser humano normal y corriente, y digno de admirar.

Alguien como tú, desde el primer momento, me gritaría con asco que soy un imbécil. Un inútil. Joder, que soy un tío del cual nadie de este Sistema podría sacar algo provechoso. Que cualquiera que pertenezca a este Sistema y que me conociese, le darían ganas de no haberlo hecho, de no haberme conocido, de haberse quedado en casa viendo la televisión.
Alguien como tú me diría que ya me puedo ir olvidando de ser alguien en esta vida.
Alguien como tú me volvería a decir que soy un jodido vago de mierda.
Alguien como tú me diría que no tengo educación. Ni respeto. Ni tolerancia.

Alguien como tú me diría que soy un puto ser acivilizado.

Sí.



Y alguien como yo te respondería con una gran sonrisa en la cara:


Lo sé.

lunes, 28 de enero de 2008

Una nueva Demencia Mental

Aparece en la Red de Internet una nueva demencia mental, un nuevo Blog para apuntar y disparar a donde más duele. Una nueva grieta en el edificio del Sistema, con el objetivo de que este realidad se derrumbe de una vez por todas.

NUESTRAS VIDAS SE CONSUMEN

Y este es su texto "A modo de presentación":

Aquí estamos.
Y antes de seguir, te queremos avisar de que no deberías estar aquí. Venga, vete. Lárgate. Corre. Siéntate en el sofá y ponte a ver la televisión. O ve al carrefur a comprar los últimos productos salidos al mercado. O ve al cine a ver la última película de Jólibud. Visita a ese familiar en estado terminal. Ríete de algún subnormal. Pídele a Dios que te toque la lotería. Haz lo que te dé la gana, pero huye. Porque si te quedas aquí, si sigues leyendo, si contemplas esto... estás perdido. No somos parte de tu droga diaria. No nos creemos tus mentiras. Hacemos cosas malas. Has debido llegar aquí por accidente y puede que eso no les guste mucho a tus papás. Puede que te lleves una buena riña. No colgamos contenido pornográfico convencional. No queremos que esto te anime.

Aquí estamos.
Si aún quieres continuar, te queremos avisar: no esperes nada bueno de nosotros. No esperes de nosotros cariño, y amabilidad, y buenrollito, y caridad, y... Porque si esperas eso te has confundido de sitio.

Aquí estamos.
Preparados para lanzar todos los dardos envenenados que podamos. Listos para disparar sin piedad alguna al Sistema y a todos sus sirvientes, y a todos sus esclavos, y a todos los que lo aceptan y veneran. Ya ves, tenemos mucho tiempo libre.

Aquí estamos.
Sin miedo alguno. En pie de guerra para cuestionar la vigencia del primer axioma de la realidad. Para animarte a ver el hoyo y tirarte de cabeza.

Aquí estamos.
Listos para bailar. Reír. Gruñir. Escupir. Masturbarnos. Mear. Apalear. Sangrar. Degollar. Gritar. Gemir.

Aquí estamos.
Llevando el caos de aquí para allá. Sembrando su semilla.
Progando a Caos, por que Caos nunca murió.

Aquí estamos.
La mierda que quedó sin barrer, omnipresente. La mucosidad que tragaste cuando el pañuelo se te quedó inservible.

Aquí estamos.
Aquellos de los cuales tus padres te intentarían alejar. Aquellos de los cuales tus padres te hablarían fatal.
Nosotros somos lo que nadie quiero oír. Ni ver.

Aquí estamos.
Ninfómanas, adictos al pegamento, mamporreros, violadores de mascotas en serie, éste puede ser vuestro lugar.

Aquí estamos.
Somos más un retrete en el que vomitar que un arma de concienciación. Somos más un sumidero en una gran ciudad que un grito para hacerte reaccionar. Somos más un desahogo de la frustración que un empeño en que dejes de ver el televisor. Somos más gente aburrida que románticos del siglo XIX.
Anda, vete a sacar al perro.

Aquí estamos.
Intentando que nuestra existencia, sea más que una muerte en vida; más que algo mecanizado y plastificado, listo para servir.


Aquí estamos.
Y ya te lo hemos avisado. Esto no es bueno. Ni digno de ser admirado. Esto puede que incluso te haga sentir náuseas.Pero tranquilo, tu vida puede seguir siendo una farsa: tienes la venda debajo de la mesa.

--------------------------------------------
http://www.nuestrasvidasseconsumen.blogspot.com/


Agrietando la Civilización hasta que por fin la veamos, con una sonrisa triunfante, reducida a escombros.

viernes, 25 de enero de 2008

No, por favor. No hace falta que usted se mueva.

Nosotros nos desvivimos por usted.
Nosotros somos su salvación. Nosotros somos los que ponemos delante de sus ojos un escaparate en el cual verá lo que, un segundo después... o dos, como mucho cinco, deseará usted tener. Nosotros ponemos a la venta la razón, y usted únicamente tiene que adquirirla por un módico precio. Nostros le vendemos su libertad, y usted no tiene más que pagarla.

Todo lo que usted piensa, de la forma en que se comporta, todo lo que usted tienen en su posesión, todos sus deseos y sus aspiraciones y sus retos y sus esperanzas y sus logros y sus derrotas y sus limitaciones y sus cualidades y sus sueños y sus pesadillas... todo, todo es suyo por que nosotros lo ponemos a su disposición. En el escaparate. Y nosotros no hacemos que lo desee por la fuerza. No usamos la coacción. No, no. No se equivoque. Simplemente lo que nosotros le ofrecemos a usted, lo que nosotros le vendemos, lo que nosotros le mostramos, todo, todo... es lo mejor, es lo más beneficioso, es lo que le agradará más, es lo más ecológico y lo que cualquier ser humano necesita paras ser Alguien.


El Progreso es libertad y comodidad. Y felicidad.
Y por eso nosotros le facilitamos ese Progreso.
Ser progresista es lo único viable... y aceptable.


Este es el mejor de los mundos. Mire a su alrededor.
Tecnología, materialismo, destrucción del planeta con el adjetivo de "ecológico" y "sostenible", consumismo, exterminio, muerte, sonrisas de cartón, aniquilamiento de la capacidad creativa del ser humano, embotamiento del cerebro, creación de necesidades estúpidas,...
No se puede usted quejar. No me negará que, a pesar de todo esas nimieces, usted es feliz y libre.

Nosotros somos quienes le acariciamos, le cuidamos, le educamos, le besamos, le reñimos, le felicitamos...
Nosotros somos lo que usted necesita. Somos su salvación.
Nosotros somos el Sistema. La Civilización.

Usted únicamente... ¡disfrute!
Tiene en su mano toda una serie de posibilidades. Tiene en su mano la mayor suerte que nadie podría tener.
Usted está viviendo en el mejor de los mundos, en la mejor de las épocas, en el mejor de los tiempos.
Usted únicamente... ¡disfrute!
Tiene una vida de comodidad y placer. De alegría y consumo. De risa y confort.


Nosotros somos sus salvadores.
Usted únicamente...
¡disfrute!
¡trabaje!
¡trabaje!
¡consuma!

¡consuma!
¡consuma!
Usted únicamente...

¡¡sea feliz!!

viernes, 18 de enero de 2008

Joder. No te quiero desanimar, pero...
Sé consciente de que tus proyectos se pueden ir, muy fácilmente, a la mierda.
Pero también has de ser consciente de que otras veces es preferible mandar tú mism@ a tomar por culo "los proyectos" e ir a por todas, sin más.
Trazar un plan no siempre es lo mejor.
Ponerte una tela -o un puto trozo de plástico- estirada a unos cuantos metros, poniendote el objetivo de que, sea como sea, tienes que llegar hasta dicha tela -o dicho puto plástico- de forma que cuando llegues la rompas corriendo con una sonrisa triunfante, y el sudor empapándote el cuerpo entero; no siempre es "lo que hay que hacer"; no siempre significa que vas a subir al pódium y te van a dar un trofeo.
"Ir a por todas, sin más"; seguramente sea de
loc@s, pero, tal vez, no siempre haya que mostrarse y, más aún, actuar como alguien "cuerdo", "sano" y "respetuso". Tal vez es preferible hacer ésto último lo menos posible.
Tal vez la locura sea lo único que nos puede salvar.
Seguramente.


La verdad es que no sirve de nada que gimas si al final no te corres.
Si al final no prendes la mecha, da igual que construyas una bomba.
Ya me entiendes, ¿no?
No sirve de nada que segregues mucha saliva, que incluso juntes con todo ese montón de líquido de viscosidad variable, todos los mocos que puedas; si al final no lo escupes en la puta cara de ese/a imbécil que tienes delante y que odias muy mucho.
La verdad es que no. Excepto para perder el tiempo, no sirve de nada.

Mira, te voy a ser sincero. O eso creo. A fin de cuentas, no yo soy yo el que se lo tiene que creer o no, si no tú. A no ser que estés dispuest@ a perder el tiempo.


Esto no es ciencia-ficción.

Que yo me llamase Roberto, que tuviese 15 años y que estuviera hasta las jodidas pelotas de la rutina de todos días y que por fin, después de tanto gemir, me haya corrido: no, no es ficción, no es ningún puto culebrón de la TV. Que al final acercase la llama a la mecha de la bomba que llevaba tanto tiempo construyendo, no, no es ningún película de Jolibud. Aunque si lo fuese me podría sacar unas cuantas pelas. Tal vez podría ser algo más... ¿cómo decirlo?... "afortunado"; o tal vez no, y mis desesos de rajarme el cuello serían aún mayores.
El caso es que no te estoy contando ninguna trola... o puede que sí.

Bueno. La cuestión es muy sencilla. Ya te lo he dicho antes.
No podía más. Lo sabía; sabía que un día tenía que soltar toda esa mierda que tenía acumulada. Sabía que un día toda esa mierda la iba a chorrear; sabía que sería imparable y que mis heces cubrirían todo mi alrededor. Así es.

La verdad es que llevaba mucho tiempo construyendo una bomba. Llevaba mucho tiempo gimiendo, gimiendo y gimiendo; más y más. Pero la verdad también es que nunca me decidía a encencer la mecha. Ni a correrme. Tal vez fuese "miedo". Yo que sé.

Pero ahí estaba: el imbécil de Roberto aguantando su inaguantable vida. Aguantando la puta rutina de siempre. Ahí estaba yo: Roberto, un criajo de mierda; un niñato estúpido, que siempre se estaba quejando de todo; un chavalín insoportable, que siempre estaba dando la chapa a la gente con el cuento de La Destrucción, de La Huida y de La Subversión. El típico niñato que se está haciendo todo el día pajas pero al final no es capaz de soltar su semen, al menos no toda la cantidad de semen que se supone que él quería, al menos no todo el semen sufieciente; tal vez una o dos gotillas, pero no mucho más. El típico tarado que se pasa todo su tiempo construyendo un explosivo, un explosivo que si se utilizase podría volar todo lo que se encontrara a bastantes kilómetros a la redonda; el típico gilipollas que ocupa todo su tiempo en construir una bomba, y que, cuando ésta ya está lista para ser usada, siempre la encuentra alguna pega, siempre busca -y encuentra- alguna excusa para no hacerla estallar. Maldito capullo.


En efecto.
Ahí estaba yo, con mis 15 años, de nombre Roberto García Aceituno, con DNI 65584930-Z, siempre viviendo en la misma puta calle (Alberto Salpenterio, 23), y viviendo, siempre, con mi padre. Siempre lo mismo. Siempre viendo a mi padre tirado en el sofá como una mierda y envuelto en lágrimas, por que pasados 8 años, todavía es incapaz de superar el suicido de mi madre. La verdad es que yo no me acuerdo mucho de ella. Joder, yo al menos no estoy todo el día culpándome de su muerte. Joder, yo al menos soy capaz de tirar pa´lante. Pero mi padre no, siempre tenía que verle amargado, sin ganas de hacer una mierda, soportando su curro de siempre. Ese que odia con tantas fuerzas pero que nunca se decide abandonar. El mismo rollo de la bomba y la paja. De tal palo, tal astilla. Al menos, respecto a algunas cosas, ese dichoso refrán se cumple.

Ahí estaba yo. Levantándome a las 6:13 de la mañana. Todos los putos días. Todos los putos días metiéndome en el estómago dos tostadas de mermelada o de mantequilla, un café, y de vez en cuando algún bollo. Bah. Y después a quitarme las ronchas de basura que se me quedaban entre los dientes. Y después... Y después a vestirme, y a coger la mochila, y a bajar a la calle para coger el autobús, el autobús 54. Y llegar al instituto, ver las mismas putas caras de siempre, todos con un sueño del copón, de vez en cuando echándonos algunas risas y otras veces cagándonos en los jodidos y odiosos estudios. Cagándonos en alguna profesora. O en algún profesor. Pero solo erán quejas. Y luego a soportar las mismas putas clases de siempre; la misma puta manipulación de siempre. Siempre lo mismo. Siempre viendo a la misma gente. Todos los putos días, viendo como tirábamos nuestra vida por la borda. Viendo como arruinábamos nuestros minutos. Viéndonos ahí, tirados en el pupitre, aguantando a ese pobre desgraciado, contándote alguna basura sobre Historia, o Matemáticas, o Literatura, o tal vez sobre Química. Mirando a tu alrededor. Todos muertos. Intentándonos engañar a nosotros mismos; diciéndonos que eso era lo normal, lo mejor; que eramos unos afortunados; que teníamos la suerte de poder estudiar; siempre intentándonos mentir. Y algunos lo conseguían.
Es jodido ver como arruínas tu juventud, o tu infancia, o lo que sea. Tu vida.

Era muy fácil quejarse, era muy fácil. Sí. Pero más fácil aún era decir que no había nada que hacer, que no podíamos cambiar las cosas, que no podíamos modificar ni un ápice del estado de cosas, que tendríamos que soportar esa rutina siempre, siempre, hasta que llegará el día de aguantar la rutina de la explotación laboral. Siempre lo mismo. Todo los putos días intentando apartar de nuestra cabeza todas esas quejas, intentando pensar en otras cosas, intentando reirnos, o pensar en positivo. Mintiéndonos. Ocultando la bomba que llevábamos contruyendo durante tanto tiempo. Día a día. Intentando encontrarla algún defecto para no prender la mecha, y que todo volase por los aires. Por los aires. Y que al fin pudiéramos sonreir, y abrazarnos, y reir de verdad, de corazón. Y que al fin pudiéramos recuperar nuestras vidas. Ésas que llevábamos consumiendo desde que nacimos y nos "integramos" en los mecanismos de la sociedad.

No jodas. Teníamos que escapar de eso cuanto antes. Tenía que huir de eso lo más pronto posible. Tenía que huir, pero prendiéndole fuego. Ya sabes. Correrme.

Mi vida de mierda. La rutina de siempre. Siempre lo mismo. Todos los putos días.
¿Acaso no tenía que hacer que todo eso estallase?
¿Acaso no estás deseando tú lo mismo? No me digas que no tienes ganas de hacerlo cuanto antes. Por que sí que las tienes. Pero seguramente sea el miedo lo que te lo impida. Yo que sé.

Y no me preguntes cómo. No me preguntes qué hacer. No te lo puedo servir todo en bandeja de plata.

Yo simplemente: lo hice.
Logré escapar de la escena de mi padre ahogándose en sus mocos y su agua salada; de mi padre observando con rabia las fotos de mi madre, de ésa de la que, a decir vedad, yo me acuerdo muy poco. Viendo a mi padre muerto. Como una puta escoria. Un residuo. Un tío destruido por su vida, por sus acontecimientos, por sus sueños, por sus esperanzas, por sus miedos, por su pasado, y por su futuro... Logré huir de mi desayuno con tostadas de mermelada, o de mantequilla, y de ese café, y de ese bollo.
De ver siempre a la misma puta gente. De ver a esos desgraciados metidos a profesores, soltando por la boca mierda sobre Literatura, Matemáticas, o tal vez Química. Huí de la mirada a mi alrededor, y de vernos a todos nosotros muertos, tirados en nuestros pupitres, soltando nuestros últimos estertores.
Huí de levantarme a las 6:13. Huí del autobús 54.
Huí de Alberto Salpenterio, 23; de mi número de identificación; de mis 15 años,
de mi nombre.
Huí de Roberto García Aceituno.

Y si acaso estás pensando que me suicidé, realmente no te equivocas. Maté; asesiné toda mi vida de plástico, torturé, para acabar aniquilándola, a mi rutina. Me suicidé. Asesiné a todo eso que conformaba toda mi existencia. Hice lo que desde siempre quise hacer.

Pero la verdad es que sigo vivo. O tal vez, he nacido. Tal vez todo este tiempo estuve muerto.
Aquí estoy. Contándote toda mi desgraciada vida.
O tal vez solo una parte de ella.


Yo lo logré. Lo hice. Cumplí. Escapé. Huí.
Yo sí.
Al final lo logré.
Sí.
Al fin lo hice.
Prendí la mecha.
Sí.
Escupí.


Por fin me corrí.

viernes, 4 de enero de 2008

Resulta dificil.
Bastante dificil.


El sabor de los desconocido.
El extraño sabor de lo desconocido;
es lo que me está matando,
pero también es lo que me ayuda a seguir,
a seguir hacia delante, o hacia donde sea.
No se hacia donde voy.

El amargo sabor de lo que pasará
me gusta.
Me fascina.
Y me aterra.


Resulta dificil.
Bastante dificil.


Resulta bastante dificil no salir a la calle ahora,
no salir a la calle y gritar,
y que el agua de la lluvia ruede por mi cara
y por mi pelo, y por mis labios.

Resulta bastante dificil no salir a la calle ahora,
y tirarme al suelo,
y levantarme y apedrear todo lo que me encuentre;
y arrastrar mi cuerpo por el suelo.

Quiero sangrar,
quiero hacerme heridas con el roce del suelo;
quiero dejar la huella de mi sangre en la puta calle;
quiero pintar con mi sangre una gran sonrisa
y a su lado
una lágrima.


Resulta bastante dificil no salir a la calle ahora,
con el deseo de encontrarme contigo,
y abrazarme a ti.

Quiero que tus lágrimas se fundan con las mias.
Quiero que nos riamos juntos.
Quiero soltar carcajadas contigo,
mientras te beso.
Quiero reirme contigo del mundo.
Quiero que estés aquí.
Quiero que tú tambien sangres,
y que también dejes tu huella.
Nuestra huella.
Quiero ver tu sangre en el suelo,
y en mi cuerpo.

Resulta bastante dificil aguantar
esta vida;
sabiendo que si tú estuvieras
podría ser mucho mejor.

Resulta bastante dificil no llorar.
Pero es que yo quiero llorar,
pero contigo,
quiero chillar y llorar contigo
ya sea de alegría o de tristeza.


La incertidumbre de lo que pueda pasar
me está torturando
e, inexplicablemente,
también me gusta.
Me fascina.
Pero a la vez, me apabulla,
hace que todo se me caiga encima.






Resulta dificil releer esto,
y no borrorarlo de inmediato.
Bastante dificil.
...
Pero no imposible...

martes, 1 de enero de 2008

Ni feliz año nuevo ni hostias; lo siento por todxs vosotrxs, pero no hace falta que me felicitéis el año nuevo, no quiero deseos de salud y prosperidad, no quiero sonrisas, ni felices dosmilocho, lo siento, pero no me felicitéis el año esperando que os conteste, joder, dejemos atrás tanta estupidez.
No existe el 2008, ni existió el 2007. El tiempo es el agua que intentamos meter en un vaso, pero ese agua rebosa el puto vaso.

Así que dejaros de estupideces.

Yo también os quiero mucho y todo ese rollo típico-tópico.
Que sí, que sí.
Pero, ¡venga!, ahora vayamos al fondo de la cuestión, de la raíz, ahora hablemos de una vez por todas en serio.


Cuando agonice, cuando la sangre me cubra toda la cara, cuando el agua salada rebose mis ojos, cuando mis manos se cierren para seguidamente darle un puñetazo a la pared con el deseo de que me se me destrocen los nudillos, cuando me quiera rajar las tripas, cuando quiera chillar y escupir mocos, flemas..., cuando esté tirado en una puta esquina, cuando mis brazos -chorreando sangre- se abran intentando a abrazar a algo más que el aire, cuando busqué con mis ojos llenos de furia otros ojos que me digan "tranquilo, estoy contigo, te quiero, estoy contigo", cuando quiera apedrear este puto mundo, cuando quiera hacer volarlo todo por los aires, cuando apriete mis dientes con fuerza, cuando quiera que mi lengua chupe el asfalto, cuando me quiera sacar la piel a tiras, cuando quiera besar con fuerza alguien con mis labios llenos de sangre... cuando todo esto ocurra...
¿estarás ahí? ¿estarás a mi lado? ¿no te olvidarás de mi? o aunque sí te acuerdes de mi... venga, dime la puta verdad, ¿estarás a mi jodido lado, o te alejarás de mi? ¿¡estarás a mi jodido lado, o simplemente me dirigirás palabras de compasión!? ¿serás tú el que enciendas el mechero, acercando el fuego a la mecha de la bomba para que todo estallé, y me abrazarás sonriendo, riéndote de todas las ruinas, no te importará mancharte con mi sangre, mi pis, mis heces, mi sudor... no te importará besarme, o desearás alejarte de mi?

Háblame en serio.

Déjate de hipocresías. No me importa que me hables bien, que te muestres simpáticx conmigo, no me importa -es más, me gusta- que podamos tener una buena "relación". Pero... a partir de ahí... ¿hay algo más? ¿Repudio o verdero amor-amistad?

Cuando la vida me lance otro disparo... ¿serás capaz de meter tu mano entre mis repugnantes organismos para sacarme la bala? ¿Te rebozarás conmigo en el barro, entre la sangre y los excrementos?...
¿Me sonreirás y me dirás "TE QUIERO"?


Ahí es donde está la verdad de todo el puto asunto del amor, la fidelidad, los deseos, la amistad...
Ahí, y no en otro jodido lado.